domingo, 18 de mayo de 2014

Héroes, Ray Loriga



Héroes supuso la confirmación de Ray Loriga en el panorama literario español de comienzos de los años noventa tras un primer libro, Lo peor de todo, que tuvo cierta repercusión. Con el paso del tiempo la cuestión consiste en apreciar el peso real de la obra veinte años después de su publicación (1993) para valorarla con la distancia adecuada. Tras la lectura llama la atención el impacto que generó en su momento porque tras el halo de experimentación y decadencia que impregna la obra la sensación final es de irrelevancia.


Lo primero que hay que mencionar es que Héroes no es una novela sino una sucesión de escenas sin factor común alguno cuyo fin aparente es transmitir una sensación al lector. Para ello se recurre a la figura de un joven que decide encerrarse en una habitación con sus discos y de paso rememora momentos de su vida. Los breves episodios de los que consta la obra tienen música, algo de droga, cerveza, adolescencia perdida, rubias lejanas y juventud escasamente aprovechada. El problema es que ese mundo que rezuma soledad, aislamiento, y modernidad mal entendida adquiere la forma de un producto intrascendente. Cada uno de los fragmentos es como un brochazo de un mismo color en un lienzo a la postre monocromático. El uso del lenguaje narrativo puede considerarse meramente anecdótico. Solamente porque se utilice lenguaje narrativo no tenemos porqué admitir que nos encontramos en el campo de la narración. 


La lectura de Héroes, a pesar de ser una obra fragmentaria y deslavazada, no es complicada. Los capítulos en forma de relatos son breves y deparan momentos e imágenes casi siempre comprensibles. Se busca el impacto en el lector y aunque normalmente no se consiga, hay extractos con algún destello. La referencia a músicos como Morrison, Dylan o Bowie, entre otros, es constante, pero en ocasiones estos artistas parecen metidos con calzador, como un artificio más para generar esa atmósfera de nube de centramina y casco de cerveza que tanto pareció atraer en su momento. El uso de paradojas como reclamo para el lector es un buen recurso aunque muy recurrente a lo largo de la obra. Puede criticarse la ausencia de estructura, de personajes, de todo aquello que engarza los párrafos en una narración, pero el inconveniente no reside ahí. Héroes puede considerarse arriesgada y poco convencional, aunque ese no es suficiente reclamo para admitir que es relevante. Experimentos literarios hay muchos y en este caso el resultado es el de un libro flojo, de los que vagamente permanecen en el recuerdo al cabo de unas semanas. Hace meses leí Trífero que es una obra interesante y recomendable de Loriga, pero Héroes parece un más una intención o un propósito que un hecho.

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